Para los que no habéis estado nunca e Irlanda os contaré que el desayuno típico que tienen allí es un GRAN desayuno y muy diferente al que nosotros tenemos en España. En la foto que os pongo abajo podéis ver de lo que os hablo. Es cierto que durante mi mes en Irlanda eché mucho de menos mi tostada con un buen aceite de oliva, tomate y sal, pero por otro lado me acostumbré a otro tipo, no sólo de comida sino de horarios. Hacía desayuno fuerte como éste por la mañana y a medio día comía un poco más ligero. Me gustó tanto este tipo de desayunos que a día de hoy hay veces que aún lo hago algunas mañanas.
Cuando comencé a anotar la ruta pastelera que quería hacer por Dublín, me di cuenta de que muchos de los sitios que quería visitar no tenían muy buena pinta en su página web. Aún así los anoté en mi cuaderno para visitarlos todos.
Comenzaré por un sitio que se llama Ann’s Bakery que está en la calle peatonal de tiendas de Dublín. Este fue uno de los sitios cuya web no me pareció para nada atractiva, incluso las fotos que tenían de sus elaboraciones me echaba un poco para atrás porque nada me resultaba apetitoso. Por suerte han cambiado la web y ahora tienen fotos decentes y deliciosas.
Ann’s Bakery (Web)
41 Mary Street, Dublin 1 (Google Maps)
Ann’s Bakery es un local bastante amplio donde en la entrada tienen las vitrinas con el pan, la bollería, los pasteles individuales y las tartas. Al fondo del local tienen un self-service para la hora de comer con una buena relación calidad/precio. Aquí encontrarás una pastelería artesana y tradicional sin mucha pompa. Trabajan la pasta de azúcar y en la entrada tienen algunas tartas de exposición.
El primer día, para probar, como soy muy golosa opté por un dulce clásico como es un fudge brownie y un caramel fudge brownie porque estaba al lado y tenía muy buena pinta. Me llevé mis brownies al albergue y junto con un espresso doble comencé mi cata.
Comencé, como no, por el de chocolate. Nada más sacarlo su aroma ya me dice muchas cosas; primero que no lleva mucho tiempo en vitrina y que el chocolate y cacao que han usado es bueno porque huele muy bien. Tras aplastarlo un poco con mis dedos puedo observar que la textura que tiene es perfecta para un brownie: ni muy esponjoso, ni muy apelmazado. Antes de comerme un trozo siempre lo corto , lo vuelvo a oler y entonces es cuando lo pruebo.
El sabor del chocolate y la textura eran increíbles, para mi gusto tenía pocos trozos de nueces que además estaban caramelizados, pero por otra parte me encantaba que tuviese trozos de chocolate a cada bocado que daba. Se notaba perfectamente el sabor del cacao complementado con el del chocolate y cuando me dí cuenta… ¡ya me lo había terminado! Sinceramente uno de los mejores brownies que he probado nunca junto con el de mi amigo Coquevas.
La verdad es que con este fudge brownie quedé encantada, así que por esa regla de tres, sólo esperaba que el de caramelo estuviese igual o mejor que éste ¡Y no me equivoqué!
En la foto podéis apreciar que por la parte de arriba lleva una pequeña capa de ganache de caramelo ¡con trocitos de caramelo! De olor y textura muy parecido al de chocolate con la diferencia de que éste por dentro llevaba trozos de toffee que con el sabor y la textura tan deliciosa que tenía este caramel brownie, era el complemento perfecto para cada bocado. ¡Increíbles ambos de verdad! Fue tan positivo mi primer contacto con esta pastelería que no dudé en ir a desayunar el día siguiente y probar dos piezas de su bollería. Ambas piezas de bollería espectaculares.
Una cosa que me encantó de Ann’s Bakery es que en su pastelería llamaban las cosas por su nombre; porque si es un muffin con crema de mantequilla, es así y no un cupcake porque tenga la misma decoración. Desde mi punto de vista pastelero esto le hizo ganar muchos puntos a su favor 🙂
Después de este encuentro tan delicioso en Ann’s Bakery os pondré el lado totalmente opuesto con el que me topé en Dublín. Cuando ojeé la web me quedé impresionada porque todo era más que apetecible y, además, llamándose Paris Bakery, ¡tenía que estar bueno sí o sí! El día que me decidí a ir a merendar con mi primo Jorge creo que fue uno de los días más horribles y decepcionantes que he tenido de una visita a una pastelería.
Paris Bakery (Web)
18 – 19 Moore Street, Dublin 1. (Google Maps)
Para empezar, las mesas estaban muy juntas, cosa que ya odio cuando me pasa en algún restaurante. Ni me gusta saber la conversación de los demás ni que se enteren de la mía, y mucho menos tener que oler a la persona poco aseada que ese día el destino puso junto a mí. Lo primero que hice fue acercarme a la vitrina para elegir qué queríamos probar. Esa vitrina no era para nada la que yo había visto en su web; limpia, reluciente y con pasteles recién sacados de catálogos pasteleros. Lo que me encontré fue una vitrina, sucia, casi vacía, desorganizada, con algunos pasteles caídos y otros de haberse chocado unos con otros… Hasta aquí ya vamos con bastantes puntos negativos para este sitio, pero aquí no termina la cosa, ya que llegaba la hora de catar lo que habíamos pedido.
Cualquier pastelería que se haga llamar “pastelería francesa” o “Paris Bakery” en este caso, debería tener una buena milhoja de crema pastelera, pero esto no fue así. Como podéis apreciar en la foto, el grosor del fondant que tiene arriba esta milhoja no es el adecuado, porque a la hora de partirlo con cuchillo y tenedor se desmoronó todo… El hojaldre tenía un pase pero la crema pastelera era de las cremas más horribles que he probado nunca. Yo la llamo “crema pastelera para vagos”, esa crema pastelera donde el porcentaje de maicena es tan elevado para que espese antes, que ya no sólo se nota en el sabor sino también en su textura, porque en vez de crema tenía pinta de ser cemento amarillo para pegar cosas.
Probar postres de chocolate es algo que hago siempre que visito alguna pastelería. Este mini postre de chocolate con precio elevado, como era de esperar después de lo anterior, me decepcionó bastante. Primero que no soy partidaria de decorar de esta manera un postre que supuestamente está en una pastelería francesa, segundo que el chocolate no era de calidad, no era malo del todo, pero no tenía la calidad que se merecía con ese precio, y tercero que al ser solo una mousse sin absolutamente ningún contraste de textura o sabor, comérmelo fue más aburrido que ver al hombre invisible hacer sombras chinescas.
Si os creíais que esta “pastelería francesa” no podía sorprenderos más, ¡aquí viene lo mejor! Cuando me acerqué a la vitrina pregunté si tenían brioche y me dijeron que si, así que como es lógico pedí uno. Mi sorpresa fue cuando me encontré con esto sobre la mesa. Como podéis apreciar en la foto de arriba, no tiene nada que ver con un brioche así que pensé que la camarera se había confundido o que no me había entendido bien. Cuando le dije a la camarera que eso no era un brioche, ella se quedó un poco sin saber que decir y soltó “Es un brioche nuevo que ha hecho nuestro chef”. Se quedó tan tranquila y se fue. Mi cara de sorprendida os la podéis imaginar ¿no? Así que nada, cogí mi tenedor, lo abrí por la mitad y me encontré con esto:
Una especie como de financier raro y que para colmo estaba crudo por dentro… Esto ya fue el colmo así que pedí la cuenta y me fui. Antes de irme me di una vuelta por el local para hacer una foto al obrador porque tenían una cristalera grande donde se veía todo perfectamente. Al ver este pedazo de obrador me entró una mezcla de tristeza y decepción porque no me entraba en la cabeza como alguien con estas instalaciones podía hacer esos pasteles. También un poco de rabia, porque si yo estuviera en un obrador así ¡haría maravillas!
Como ese día solo probé los dulces, volví tres días después para comprar pan y tampoco fue gran cosa. Aproveché para mirar la vitrina y ver si seguía igual de mal o es que el día que yo fui habían tenido un mal día; la vitrina seguía igual. Unos días después pasé por casualidad por esta misma calle y tenían un cartel de cerrado y que estaban buscando chef pastelero, la entrevista y presentación de CV eran los siguientes dos días. Si os digo la verdad ese cartel no me sorprendió mucho después de la basura que probé allí, y si no hubiese tenido ya planes de venirme a vivir a Alemania seguramente hubiese hecho esa entrevista. Aunque fue un fracaso total la visita a este sitio, la próxima vez que vuelva a Dublín le daré otro voto de confianza porque habrá un nuevo chef del que estaré encantada de probar sus creaciones.
BELFAST
Desde Dublín llegamos a Belfast en autobús y una vez más recurrimos a la web HostelWorld para hacer nuestra reserva online mientra viajábamos en autobús. Nos alojamos en el Belfast International Youth Hostel, que aparte de estar bien situado, era económico y las instalaciones por lo que leímos en las recomendaciones eran estupendas, y no se equivocaban.
Belfast es la ciudad donde fue construido el Titanic y donde gran parte de su patrimonio fue destruido durante los terribles bombardeos de la Segunda Guerra Mundial. Los barrios antiguos cuentan con murales entre católicos y protestantes que no puedes perderte si pasas por aquí porque estos murales son a la vez aterradores y fascinantes, y un claro recordatorio de la lucha social terrible. En Belfast las paredes hablan y de verdad.
Yo tuve la suerte de ver el museo del Titanic con mi primo Jorge que es un apasionado de toda la historia. Así que aparte del teléfono guía donde te explicaban todo el museo, fue aún más increíble escucharlo hablar con tanta pasión sobre toda la historia del Titanic. La entrada son 15€ y de verdad que merece la pena. Nosotros estuvimos unas dos horas y pudimos verlo entero sin problemas, incluso montarnos en una pequeña atracción que tenían dentro.
Museo del Titanic
Saint George’s Market es el último mercado cubierto que queda de época victoriana de la región, y fue construido entre 1890 y 1896. Todos los viernes el mercado cuenta con el Variety Market donde se puede encontrar una amplia gama de antigüedades y artículos de ropa. Los sábados este mercado ofrece productos locales frescos y, como no, nosotros fuimos ambos días para disfrutar de todo esto.
El mercado por dentro es precioso y la variedad tanto de comida como de puestos de antigüedades es increíble. Compramos muchas cosas para probar y terminamos comiendo en uno de los puestos del medio del mercado donde además había un cantante con su guitarra haciendo versiones. Bastante ameno todo y con sitio donde sentarte a comer mientras disfrutas de la música. Para el postre nos dimos una vuelta por los sitios más dulces y apetecibles y no pude evitar probar las cosas de Life Is Sweet . Me llamó mucho su stand porque todo tenía una pinta excesivamente deliciosa, así que tras comprar algunas cosas estuve hablando un poco con Sarah que es la creadora de todo esto. Desde entonces, la sigo tanto en Twitter como en Instagram porque me encanta ver todo lo que hace diariamente 🙂
Más fotos del mercado aquí
Por supuesto no os podéis ir de Belfast sin visitar La Calzada del Gigante (The Giant’s Causeway)
Espero que os esté gustando este tour pastelero por Irlanda y si pensáis viajar por allí que os sirva de ayuda. La semana que viene publicaré la tercera parte de este viaje y a la siguiente semana la cuarta y última 🙂